De la valentía y venganza del Ingenioso; Hidalgo don Fito de la mancha.

En un día común y cualquiera, caminaban tres personas y una mujer por las polvorientas calles de Cocorit.  Lugar del cual, muchos idiotas consideran bello aunque en realidad es un poblado feo y vulgarmente sucio. El mismo aire de aquel lugar huele a vulgaridad tortillera.

Fito, una de las personas es originario de dicho lugar.

Juan y Rino no pertenecían a Obregón, ni Obregón les pertenecía a ellos, pero provenían de ahí. Es una ciudad nauseabunda que da asco. Tanto que Juan le dijo a Rino: a esta ciudad le deberían sustituir el nombre de Obregón City a  Vomit City.   Sería lo Justo. —argumentó. 

La mujer, de nombre Ivon--- que es novia de Fito--- vivía cerca de Cocorit en una comunidad pequeñísima cuya insignificancia no merece mención.

Fito era de peso y estatura regular. Piel morena, cabello lacio y oscuro. Poseía labios proporcionados y carnosos los cuales le brindaban una sonrisa envidiable.

Juan gozaba de cierta altura. Físicamente proporcionado, rasgos y facciones comunes y un peinado visiblemente discreto.

Rino era alto y delgado.

La mujer era de piel morena clara cuya más notoria  distinción eran sus oscuros rizos.

Al caminar los tres jóvenes y la mujer por una de las calles un tipo de aspecto cholo--- el cual, Fito hacía poco le había rechazado su petición de uso de su bicicleta ya que la distancia que pretendía recorrer no ameritaba el préstamo, por lo que Fito le sugirió irse caminando. Al escuchar esto el cholo se retiró y retorno a sus amigos que le habían mandado a hacer la petición al dueño de la bicicleta y entonces el cholo que deseaba agradar a sus amigos recibió dinero de ellos y se fue a pie cuyo destino era un expendio de bebidas embriagantes--- después de encontrar al cuarteto caminando unos días posteriores del suceso, aquel que le ocasiono vergüenza y rencor hacia quien le negó la bicicleta, fue aconsejado por los mismos amigos a golpear a Fito, y de esa manera vengar el bochorno que le hizo pasar con ellos------entonces,  el cholo, al mirar al cuarteto compuesto por tres personas y una mujer decidió aproximárseles  con la determinación de golpear a Fito. A tan solo un metro de distancia de su objetivo el cholo se detuvo frente a ellos. Volteó a ver fijamente a Fito y sin decir absolutamente nada le dio un fuerte puñetazo en el pómulo derecho y un derechazo en la parte izquierda del labio inferior lo que respectivamente le ocasionó una hinchazón tremenda de pómulo y reventón del labio que le produjo mucha sangre y una imagen desfigurada de su rostro.

La mujer, no comprendía la causa de la agresión y un tanto en shock sintió dolor y gran pena al ver el estado de su novio.

 Rino, quien era el más cobarde y físicamente débil del cuarteto, estaba sumamente atemorizado. Lo que más le asustaba era que si Juan tratase de golpear al cholo, los amigos de él, que se encontraban sentados cerca viendo el percance, acudirían a ayudarlo: por lo tanto, se vería en el gran aprieto de estar moralmente obligado a participar en alguna posible trifulca donde sabría seria él  quien se llevaría la peor parte.

Juan, quien suele ser partidario de responder toda agresión, estuvo a punto de darle una paliza al agresor, pero en una fracción de segundo pasó por su mente la idea de que Fito mismo sea quien se defienda y haga pensar a su novia que tiene un novio fuerte y valiente. Que sea capaz de defenderse a sí mismo de tal manera que cada vez que salga con ella, la haga sentirse cómoda  y protegida.

Pasaron más de diez segundos desde que el cholo le dio el último puñetazo a Fito. En el fondo el cholo deseaba que no respondiera, se acobardara y  él se retirara airoso del encuentro. En efecto así sucedió. Al verlo indispuesto  a responder la agresión, él golpeador le dijo a Fito con altiveza: ha! Yo esperaba más de ti! Entonces el cholo orgulloso de sí mismo procedió a retirarse de regreso con sus amigos que lo observaban.

Al ver al agresor marcharse, el cuarteto empezó a caminar en sentido opuesto a él. Rino estaba asustado pues lo atemoriza toda violencia. Juan, que tiene una increíble musculatura, sin embargo, tenía deseos de alcanzar al cholo y darle una paliza pero al avanzar dos pasos hacia adelante, Fito lo detuvo con  su mano y le dijo: ¡Juan, regresa! ¡No seas un maldito cobarde! ¡Se valiente y corramos!

Enseguida Fito sujeta a su novia del brazo e intento hacer lo mismo con Rino. De repente  él empezó a correr  agarrando a su novia quien también comenzó la abrupta corrida. Juan sin entender lo que sucedía, al verlos retirarse de él, también decidió correr y alcanzarlos.

A los dos minutos de correr sin parar, habían llegado a casa de Fito.

Rino que llego justo antes que ellos, se alegró de estar lejos del peligro.

Ivon la mujer, mientras acompañaba a su novio toda la corrida de la mano, pensaba en lo humillado que podría estar sintiéndose Fito debido a su ridícula y vergonzosa huida del lugar, por lo que puso a trabajar su mente durante la escapatoria para elaborar el mejor comentario de ánimo y su novio no se sienta tan imbécil e idiota debido a su ridícula actuación.

Juan, quien era el que menos entendía la situación, llegó por fin a casa de Fito muy cansado y molesto. Lo primero que hizo fue preguntarle a Fito frunciendo el ceño  --- ¿Por qué carajos no te defendiste? ¿Por qué no me dejaste golpearlo? ¿Por qué nos haces correr? ---Y lo peor de todo, preguntaba Juan alzando la voz--- ¿Por qué me llamas cobarde, que sea valiente y corra?

Ivon, que vio a su novio apunto de responder el cuestionamiento volteó su cabeza a otro lado---según ella--- para que él no mire que ella lo observa humillado y avergonzado al mencionar la causa por la cual tomó la idea ridícula de correr de esa manera.

Fito con hinchazón en aumento y sangre aun visible respondió:

 --- ¿Qué si por qué no me defendí? ¿Ignorabas que los golpes más mortíferos no son los visibles si no los invisibles, los sutiles? Si yo lo fuese golpeado pudiese correr el riesgo  de que al tiempo el rectifique su comportamiento. En eso consiste mi defensa. Mi ataque. Mi venganza: en dejarlo tal cual está. Ese será su peor castigo.

¿Me  preguntas también porque te llamaba cobarde y te dije que corramos? Pero yo te pregunto a ti ¿Por qué me consideras cobarde a mí? Cuando a uno se le golpea frente a amigos o novia, es de lo más común que el agredido por lo que malamente llaman “orgullo” esté obligado moralmente a ser el valiente y responder de la misma manera que se fue agredido, pero yo me quede quieto y después, ¡corrí! ¿No consideras valiente que en lugar de seguir el curso establecido, decida mi propio curso, y de esa manera me cague en esa moral tan pesada e idiota? ¿Ni como sutilmente me vengué de quien me golpeó, pues al correr él se enorgulleció creándole condiciones para dejarlo tal cual estaba?

 Después de eso, dijo Fito para sí: No sé si logren  comprenderme.

Pasaron algunos segundos  y nuevamente alzó bruscamente  la voz gritando con el puño en lo alto: ¡yo soy el mejor vengador y el más valiente!

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Bueno, es algo que mi amigo Rino decidió escribir, tiene muy buenos toques de existencialismo, incluso toques Nietzscheanos (no me es extraño sabiendo que a él le gusta mucho) e incluso hay un aspecto de géneros y del como suelen actuar en situaciones especiales. Hay una moraleja muy buena y un análisis muy profundo al verificar bien el texto. Abro unas preguntas, por si desean participar; ¿Qué es la moral? ¿Por qué debemos seguir una moral? ¿Podemos inventar nuestros propios valores? ¿Elegimos en verdad lo que queremos o hacemos lo que hay que hacer? ¿Sí alguien hace lo contrario a lo moral es inmoral o un creador?

Muy buen texto, además de que me sacó muchas risas, me gustó la temática.

Saludos Caminantes que se cagan en la moral establecida y crean la suya.