Hace poco que empecé a leer el libro “Así habló Zaratustra” de Nietzsche, al inicio habla sobre las transformaciones del espíritu, me pareció algo muy interesante y necesario también. A veces tengo muchas discordias con lo que dice el libro pero, en otras ocasiones lo encuentro muy coherente y esto de las transformaciones es una de ellas; habla sobre el espíritu del camello, el león y el niño, que yo interpreté de la siguiente manera:
El camello que es aquel “espíritu fuerte” que carga con todo lo pesado, no contradice nada de lo que se la ha ordenado, éste es el espíritu sumiso, tiene ya valores que le han inculcado, no es un espíritu capaz de crear sino de obedecer. Para su transformación, el camello debe darse cuente de su condición sumisa para así mutar su espíritu a un espíritu rebelde que busque la emancipación de todo valor divino y terrenal creado, pasar a ser león, “el espíritu del león”. Dice Nietzsche en el libro; “Aquí busca a su último señor para enemistarse con él y con su último dios, quiere pelear con el gran dragón y vencerlo. ¿Quién es el gran dragón al que el espíritu se niega a seguir reconociendo como el señor y dios? ‘Tú debes’ se llama el gran dragón. Pero el espíritu del león dice: ‘Yo quiero’”.
El ‘Tú debes’ se refiere a todo valor establecido por una “naturaleza divina o terrenal”, el ‘Tú debes’; él dios, él señor, los valores son ahora enemigos del león y se enfrentan al poderoso ‘Yo quiero’.
El león, ahora que ha desafiado todo valor que existe, tiene sed de crear sus valores pero el león no es un creador aún y para esto, él espíritu del león debe transformarse en un espíritu creador, en “el espíritu del niño”. Dice en el libro: “El niño es inocencia y olvido, un nuevo comienzo, un juego, una rueda que se pone en marcha por sí misma, un primer movimiento, una santa afirmación”.
¿A qué se refiere? Yo interpreté lo siguiente; El niño, dado que no existe una naturaleza humana que dicte su conducta con valores u órdenes que tengamos plasmados en la conciencia por un dios creador, necesita entonces ser el niño, el creador de su conducta, de sus valores, de su esencia.
Saludos caminantes creadores.
Hola Juan, pues yo creo que si bien no existe la naturaleza humana, si existen condiciones donde uno crece que marcan una tendencia de comportamiento, por eso creo que uno al principio si es camello, pero discrepo de que solo venciendo al dragon "debes" ser convierte uno en niño, yo creo que simplemente tomando conciencia de nuestras vidas podemos alcanzar ese estado creador.
ResponderEliminarCasualmente buscando una imagen para ilustrar el mismo tema de mi blog, encontré tu entrada, muy interesante por cierto, y fiel a lo escrito por Nietzsche.
ResponderEliminarSi no te importa te la cojo prestada ok??
Claro, puedes tomarla así como lo hice yo. Un saludo desde México. Me daré unas vueltas por tu blog de vez en cuando.
ResponderEliminar